24 diciembre 2007

Contigo

M IS D E S E OS E S T AS N A V I D A D

[ Después de tanto pensar y desvelarme lo he decidido... ]

¡Hay que enamorarse cada vez que sea posible! No recuerdo a quién le escuché este consejo pero hoy que lo medito, concuerdo al 100% con esa persona, independientemente de la manera como la gente demuestre su cariño, si sabe querer o no, o mejor dicho, si sabe corresponder a nuestros afectos y a la manera como nosotros
la queremos. Lo importante es querer y saber hacerlo es –con todo– una bendición.

Enamorarse es bueno para el organismo, la mente y el espíritu,
todo funciona mejor cuando sentimos esa cosquilla que nos invade
el cuerpo y sin querer nos impulsa –incluso– a hacer cosas que otros calificarían como cursis, pero qué importa si se trata de nuestra propia manera de externar el amor que hay en nosotros. De nueva cuenta, lo importante es darnos cuenta de que somos capaces de generarlo y compartirlo. ¡Así que enamorémonos!

Hoy, mi deseo para Navidad es precisamente ese: enamorarme
con toda la capacidad que tiene mi ser y compartir. ¿Acaso estoy escribiendo esto? ¡Sí! Sí, soy yo.

La próxima Navidad quiero estar en compañía de alguien que rompa mis esquemas y me haga sentir como hace tiempo no me siento: loco, alucinado, voluntariamente atrapado en una relación estable, aunque no por ello ordinaria ni estereotipada, ¡sí!, pese a la cantaleta que usualmente repaso con tal de no verme comprometido.

También, pese a mis amigas las tan consentidas, las celosas y férreas, y aunque suene extraño (sobre todo viniendo de mí),
ahora sí es cuestión de ceder un poco para darle a esa persona
su lugar, integrarla a mi círculo, y yo integrarme a otros. No,
no es pedrada, sólo es contar con su apoyo –queridas amigas–
desde hoy. Sin que el hecho de establecer una relación estable signifique dejar de ser yo mismo, como equivocadamente se supone, sino crecer. Eso: ¡crecer!

Hoy me voy a dar permiso de enamorarme más seguido,
de compartir mi tiempo y mi espacio, mi planeta, y aunque no sé bien en qué terrenos me vaya a aventurar, comprendo que por ahora es más importante ubicar aquello que no quiero, para no caer
en contradicciones y –en cambio– ofrecer lo mejor de mí, generando así una mejor respuesta. Porque 2 planetas –sospecho– están a punto de aproximarse y así quiero que sea (aunque no sepa dónde está).

[ Javo el último día de clases -como profesor-
en Universum. Ojeras incluidas. ]

¿Pero qué es lo que no quiero, ni de una ni otra parte? Joaquín Sabina lo retrata muy bien en la siguiente canción, desde ahora una canción con la que comulgo mucho. Contigo.


C O N T I G O

Joaquín Sabina

[ 1996 ]


Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá,
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.

Yo no quiero vecinas con pucheros,
yo no quiero sembrar ni compartir,
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas,
yo no quiero que elijas mi champú,
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.

Yo no quiero domingos por la tarde,
yo no quiero columpio en el jardín,
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres,
porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana,
nunca supe llegar a fin de mes,
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.

Yo no quiero calor de invernadero,
yo no quiero besar tu cicatriz,
yo no quiero Paris con aguacero
ni Venecia sin ti.

No me esperes a las doce en el juzgado,
no me digas volvamos a empezar,
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.

Yo no quiero saber por qué lo hiciste,
yo no quiero contigo ni sin ti,
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres,
porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres,
porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren.

Porque amores que matan nunca mueren...
Y morirme contigo si te matas.







[ * Contigo. Joaquín Sabina y
Joan Manuel Serrat
.
Dos Pájaros de Un Tiro, 2007. ]








[ * Contigo.
Joaquín Sabina.
Yo, Mi, Me, Contigo, 1996. ]


[ * Interesante: 'Contigo' como ejemplo barroco de la poesía sabiniana. ]

[ ** Fotografías de Javo: Lula Adi. 2007. ]

22 diciembre 2007

Regalo

I N É D I T OS E NS N A V I D A D

[ Claudia Salamanca y yo en el carnaval de Ciudad Rodrigo. 2005. ]


En mi planeta, debo aceptar, la Navidad no es una de las fiestas
que yo más celebre –en realidad nunca lo ha sido–, no porque no crea en Dios: sólo él sabe mi órbita, nivela su imperfección; ni porque sea un Grinch (y el término tampoco me gusta), sino porque pareciera que el Dios de esta humanidad, es el consumismo.

Sin mal interpretarlo y sin mal interpretarme, me refiero a ese consumo neurótico, desmedido y chantajista en el que muchas veces queremos expiar nuestras ‘culpas’, sobre todo si hace frío y hay luces de colores por todas partes, sin que importe tanto si eso representa en verdad a Dios o no, a Helios, Apolo o alguno otro.
Lo importante es gastar, fanfarronear, disfrazarnos de esos personajes en los que ya ni nos reconocemos con tal de ser materiales.

Lo mismo aquel que dona a la caridad para fingir altruismo,
que el que aparenta cariño con tal de conseguir dinero, estatus
o simplemente un buen comentario acerca de sí mismo.

Pero siendo honestos, ¿quién ahora comprende la noción de lo que
es el ‘valor’ en un sentido amplio… humano, trascendente? ¿Y a quién le importa?

Yo creo en Dios, lo reitero. En un Dios que tiene el derecho de ser imperfecto y equivocarse, así como nosotros, pues más allá de nuestro ego, hemos sido creados a su semejanza. También creo en
el consumo –no me doy golpes de pecho, ¡y menos yo!– siempre
y cuando este consumo tienda a resolver necesidades, no a expiar culpas. Mucho menos si estas se quieren achacar –de paso– a Dios.

Aclarado el punto, también quiero decir que creo en lo regalos
–hey no se rían–, pero si y sólo si estos se encuentran cargados de significados, y representan –al menos– una parte de nuestro valor como personas.

Los griegos se regalaban manzanas entre sí para simbolizar
la amistad, incluso alguna vez yo lo hice, ¿lo recuerdan?
Del intercambio de manzanas derivan los de obsequios tal y como
los conocemos ahora, y a partir del origen de ese gesto es que
he acrecentado la costumbre de dar regalos no sólo en Navidad, sino todo el año, regalos simbólicos, conceptuales, que de alguna forma me representan y me brindan la dicha de darme como amigo.

En un medio asincrónico como lo es este blog, Carlo Planeta,
hoy quiero regalarles algunos de los textos que por falta de tiempo, inspiración, ambas o alguna otra razón, quedaron inconclusos y
no publiqué, sin embargo, capturan la esencia de algunos momentos que han sido muy importantes este año. Sin una coma de más o
de menos, del papel a la pantalla: es mi regalo en estas fechas.

Incluyo -por supuesto- algunas imágenes y datos curiosos de este blog que ni se imaginan.


[ agosto ]

ESOS MOMENTOS DE PAZ

En un inicio, 'Esos Momentos de Paz' iba a ser un 'Top 5' parecido al de Argentina y Chile. Los 3 textos ausentes son:

14.43 horas [domingo]. Un recorrido en kayak por Bahía Balandra.

20.10 horas [sábado]. Admirar la puesta de sol acompañado de
‘El Viejo y el Mar’.

23.34 horas [viernes]. Una margarita de mango frente a la luna sonrojada.

Este sería parte de uno de esos textos.


J A V I E RS YS M A L E C Ó N

[ El Cristo del Mar, firmado en su tercio inferior por 'Mena',
de quien aún desconozco su identidad. ]


Mientras más camino por el malecón de La Paz, más me gusta
este paseo, más el sol me tuesta y más azul el mar parece tornarse. El viento, a veces fresco y a veces tibio, orienta mis pasos y me hace arraigar al llamado Puerto de la Ilusión, o bien, al secreto mejor guardado de Baja California Sur. Hoy, ráfagas de cielo, albúmina
y asfalto escurren por mi lienzo, que es puro pensamiento de la más viva estampa de un hombre que solo transita.


Palabras como las olas,
en sus crestas y en sus pies,
me construyen, me explican
y acompañan sobre esta vía que de alguna forma me hace parte de sus personajes. Ahí están las caracolas, el delfín que remolca a la sirena, ese hombre que
a pesar del bronce levanta su barco de papel para encumbrarse sobre el océano… ¿acaso es él demasiado intrépido o soy yo el menos optimista para entender semejante aventura?


Sea cual sea la respuesta, sigo siendo el paseante. Aquel que necesita sus pasos para sorprenderse lo mismo con
los brillos, los colores y las reminiscencias, que con el muelle y el nombre del barco que descansa a orillas de esta ciudad. Se llama ‘Leo’. Alzo la vista y no niego que exista Dios, y aunque hace tiempo no creo en
las simples coincidencias, reconozco que soy parte de su escritura, que ambos nos replicamos en una especie de diálogo: ausente, silente, terriblemente sígnico (o al menos eso creo).

Ya lo dije, soy y me repito a mí mismo en cada metro de este enclave. Dejaré que Dios siga escribiéndonos a ambos, Javier
y el malecón.

Y todo es calma.

[ * Escultura de Guillermo Gómez Mac. El Viejo y el Mar. México. 2004. ]



[ junio ]

EXAMEN A LA UAM

Luego de algunas semanas, mi nombre no fue publicado en la lista del postgrado en Nuevas Tecnologías de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), por lo que quise hacer un paralelismo entre
mi segundo año de preparatoria y ese momento, sospechando que
–en efecto– había sido reprobado (razones no faltaban).


R E P R O B A D O

[ No es mi grupo de prepa pero sí de Doctorado: Rayito, Agostinha, Karina,
Javo, Hussein, Vilma, Luis, Peru y Ángel. Y sé que les debo una disculpa
por no regresar a Salamanca. ]


La primera vez que reprobé deliberadamente un examen fue
en la preparatoria. Concluía la década de los ochentas y hacía
unos años que había concluido –también– mi niñez.

Recién me convertía en aquel adolescente que probaba la rebeldía y le gustaba andar con los pantalones Op llenos de hoyos, las camisetas ACA fosforescentes y una gorra de mezclilla que no sé de dónde saqué. Ya era ecléctico pues igual me la pasaba escuchando las canciones de Timbiriche que las de Rock en Tu Idioma, a la vez
que me perdía en los cuentos de Borges, de la ficción a la urbanidad, acompañado no pocas veces por mis cuadernos de apuntes, siempre de rayas y sólo de 50 hojas, y una taza de café… sí, desde entonces.

Recuerdo que tenía un walkman pero nunca tenía espacio suficiente en la ropa para cargar todos mis cassettes. Siempre llevaba una carpeta de argollas, de plástico y con broche de velcro, adentro iban los libros, los apuntes, las clásicas plumas de colores y uno que otro esperpento. Caminar sobre suelas de goma y sin calcetines era –con todo– un buen ejercicio.

Un día entre canciones, caminatas e imágenes del paisaje industrial de por estos rumbos, Javier decidió que no valía la pena presentar
3 exámenes parciales y un final para pasar algunas materias que
le parecían aburridas, incluso se le dificultaban, que para entonces eran casi la mitad, de Etimologías Grecolatinas a Química, pasando por otras que no estoy seguro, ¡ah y Geometría Analítica!, aprovechando el viaje.


[ febrero ]

BUENOS AIRES

Una crónica de la ciudad que me abrió los brazos a pesar de los estereotipos que cargué por mucho tiempo. Y a la que ahora simplemente amo. Este sería sólo el principio.


2 2 2D Í A S


[ Carlo en el reflejo de Tute, caminando por Buenos Aires. ]


Me enamoré de Buenos Aires –quizá– un medio día de domingo que
leí una historieta de Tute. Ahí estaba la caricatura, emulando a ese Javier Carlo tan ensimismado, incapaz de recuperarse a sí mismo, del que ahora puedo decir he empezado a borrar. Tute, de la autoría de un joven de mi edad, situado a 7,468 kilómetros al sur de la Ciudad de México, de pronto se transformaba en uno de mis tantos reflejos y auguraba el hecho de [… (volver a) ’mostrarme como soy, con todos mis errores’*].

La historieta, depositaria del augurio y de una gran nostalgia,
no sólo se convirtió en una de mis favoritas sino en el primer vínculo afectivo que tuve de Argentina. Para ser honesto, la noche vieja
de hace 6 años (2001) mi mamá había pronosticado que no pasaría mucho tiempo antes de que yo pisara la ciudad de Borges y trasladara mis afectos ibéricos –tan conocidos– al sur de América.

Lo que parecía improbable se materializó debajo de una nube gris que se mostraba cual carta de presentación de esa ciudad porteña, que desde el primer momento me atrapó y me hizo sentir como en
mi propio hábitat,

…cobijado por un chipi chipi que no desapareció sino hasta que llegué a la casa de mis anfitriones, en el barrio de San Telmo.

[ Carlo en el reflejo de la puerta del edificio donde vivió Borges.
En Quintana 222: ¡matemático! ]


* Día Siete. Número 278.
La historieta se puede consultar en http://www.tutelandia.com.ar/
Menú > Páginas > 14



D A T O SS C U R I O S O S

[ En invierno todo puede ocurrir. 2005. ]


1. Todavía recibo muchos comentarios en mi cuenta de correo electrónico y no aquí en el blog, pues la gente piensa que al abrir
la ventana de respuesta puede arruinar lo que ya está publicado,
lo cual es falso. Anímense a comentar directamente.

2. El post ‘Un Comunicólogo’ ha sido bajado por muchos de ustedes, incluso para fines académicos. ‘Final de Temporada’ y ‘Explico Callado’ son –al parecer– los que más les han gustado, y ‘Leonel…’
el más buscado en la web (seguro que Leo ha de tener algo que ver con esto). ¡Gracias!

3. Me fui de Buenos Aires con una caja de cartón, específicamente de jabón Económico de Johnson, misma que me regalaron, en la que traía libros, revistas y souvenirs que había comprado en Argentina, para mí, para mi mamá y para Rafa Quintana, incluso para algunos de ustedes. Y que estuve cargando durante los días que estuve
en Chile. Todavía la conservo pues como dice Beatriz Flores: es
el recuerdo más significativo del viaje.

4. También traje mi copa de la viña Concha y Toro (Chile), en la
que tomé vino del ‘Casillero del Diablo’. Y con la que me manché
esa playera de FBI (Freaky Brigade International) que me vendió Javier Cantero y que tanto me gusta, sólo miren las fotos.

[ Junto al viñedo de mi año: ¡vino joven y bueno! ]


5. Luego de que Rafa Quintana publicó su comentario en ‘Top 5’, varios de ustedes me confesaron su timidez por escribir y verse opacados por lo que él había puesto. ¡¿Qué pasó?! Todos los comentarios son bienvenidos (siempre y cuando estén firmados).

6. Hasta ahora, no he encontrado en YouTube el video de la fiesta donde nos caímos Lorena y yo, bailando rock and roll.

7. Acerca de la identidad de la persona a la que me refiero en ‘Explico Callado’, sólo les puedo decir que le llamamos Yuridia.
Y que publicó su respuesta en YouTube.

8. Ocurrió un caso similar a ‘Explico Callado’, pero esta vez
no valía la pena dedicarle un escrito, salvo una pequeña nota
en este mismo post, sobre aquellas personas que aparentan cariño para conseguir… lo que dice el texto. Resultó cierto eso de
las medias horas [!!!].

9.’Javier y Malecón’ es un texto que se quedó grabado en la computadora de Álvaro, allá en La Paz, sin embargo me lo envió
a mi cuenta de correo y ahí permaneció intacto más de 3 meses.
El día que decidí publicarlo, me di cuenta que la versión de Word
en la que estaba guardada era la de Windows Vista, que a mucha gente no nos gusta porque cambia las raíces de los documentos,
así que ya se imaginarán el rollo que fue recuperarlo.

10. La encuesta sigue abierta hasta el día 31, pero hay quienes
no la encuentran. Está en la columna derecha (en relación con
sus hombros), debajo de mi curriculum vitae. ¡Me encantaría que
la contestaran!

[ * Fotografías de Claudia Salamanca y Javier Carlo. 2005, 2007. ]

11 diciembre 2007

Postgrado

Ú L T I M A SS E M A N A AD E AC L A S E S

[ Alfredo, Karla, Fernanda, Mary, Paco, Claudia, Rocío,
Natalia, Mariana, Javo, Zaira y los 3 compañeros de Industrial ]


¡Tan rápido, el trimestre acabó! ¿Lo pueden creer?

Recapitulando, no fui al Forum de las Culturas en Monterrey
por quedarme a hacer este postgrado, pero tampoco aprendí
Flash o Dreamweaver tal como hubiera esperado.

Y aunque tengo varias emociones encontradas, debo sincerarme
y reconocer que al menos aprendí algo: a ser un mejor profesor,
esto es, ponerme en el lugar de mis alumnos y dar todo de mí en
las clases.

Me dijeron pato, fui a las Olimpiadas y estuve en la Luna –claro,
todo virtual–. Le pusieron muchos peros a mis ideas por ‘grandes’, que si los gadgets, la crisis de los 30 ó el aprendizaje situado,
y a fin de cuentas no desistí (gracias a todos mis terapeutas).

Rafa, Juan, Lula, Cristina, Roberto, Erick, Gonzalo, Juanito
y mil disculpas si omito algún nombre -ya parezco de concurso-,
¿será que lo logramos? ¡Si vieran todas las dudas que tengo!

Salgo raspado pero si hay algo que en verdad vale, es esta reflexión que me estoy haciendo ahora, ya que la experiencia vivida estos
3 meses –sea cual sea el calificativo– es lo que me va a hacer crecer. Para variar: Carlo crítico.

Y como pueden ver, ¡nuestras caras de cansados! Luego de que el profesor no llegó a recoger nuestros ensayos. ¡Jajaja!

[ * Historias de Danzón y de Arrabal. Aleks Syntek. Lección de Vuelo, 2007. ]

[ * Fotografía de Edwin Almeida. ]