28 diciembre 2008

¡2009!

E N ∙ S O Ñ A C I Ó N OD E OV U E L O

[ El arca en vuelo ]

Hace 13 años que el acto mecánico de volar no daba pretexto para enunciar una serie de propósitos para un año completo, tal como ocurrió este 2008. En ese entonces Paola y yo desarrollamos todas nuestras prácticas audiovisuales acerca de cosas que volaran, desde aviones hasta ángeles; así en nuestras cintas aparecieron la Fuerza Aérea Mexicana, el avión presidencial, el Ángel de la Independencia

–el original como su réplica–, Caín y las tentaciones, entre otros.
Todo tenía alas.

Este año volé tanto como me lo propuse: de forma mecánica,
de manera conceptual, soñando, emprendiendo, desarrollando proyectos y llevándolos a muy buen término. Publiqué, gané
un premio, me convertí en profesor de mi Alma Mater y volví
a retomar la aventura de vivir solo; en efecto, recuperé una parte
del Javier Carlo que quedó varado en ese tiempo que sólo es cronológico. ¿Y saben? Me encanta.

¡Ahora quiero volar más!, quiero que esta ensoñación de vuelo
me lleve por encima de los límites que había imaginado y me había propuesto, para comprender otras formas de sentir la vida. Vislumbrar tantos horizontes nuevos como hace 13 años lo hicimos Paola y yo. En consecuencia, quisiera contagiar a todos aquellos que me rodean de este entusiasmo por volar y disfrutar el vuelo.

El tema de la reunión anual –sí, después de 4 años hubo reunión anual–, no podía ser otro más que este, ‘En∙Soñación de Vuelo’, y
los símbolos para recibir el año nuevo cosas para volar: aves, aviones, astronautas, superhéroes, larvas de mariposa como mascota, ángeles, extraterrestres; en fin, una serie de regalos que tardé casi 2 meses en juntar y que al parecer han sido del agrado, sino del asombro de todos los que asistieron al departamento en
el que ahora vivo, este sábado 27 de diciembre.

Antes y después del brindis de año nuevo pude contar 40 personas entre los amigos de siempre, los amigos que se suman este año y
las caras nuevas que quedan atónitas frente la cantidad de gente
que puede llegar a una reunión de este tipo.

Y gracias al detallazo de Iliana Piñeyro, pude reunirme con 4 de mis amigas más entrañables: Lorena, Claudia y Edith, siendo la presencia de esta última una gran sorpresa, luego de 4 años de no saber nada de ella (pues ahora vive en Canadá); lo cual me hizo recordar
–también– las aventuras vividas cuando desarrollábamos proyectos bajo el nombre de Mil 5 Productores. ¡Qué tiempos aquellos!

[ Lorena, Javier, Iliana, Edith (al centro) y Claudia ]

Sólo cabe agradecer las excelentes oportunidades que me ha brindado el 2008 y ofrecerle a este 2009 mi buena disposición

para seguir aprovechando los vuelos que vienen en puerta. Una ‘En∙Soñación de Vuelo’ que deseo sea productiva y placentera para todos.

[ Montserrat, Leonardo, Yadira, Mariana, Edith, Javier, Rebeca, Lorena, Gina, Jorge, Iliana, Jesús, Josué y Lula tomando la foto. ]


Pensamientos, palabras, actitudes, acciones y emprendimientos exitosos para este 2009: ¡Feliz Año Nuevo!

¡Los quiero mucho!

[ Fotografías: Javier Carlo y Lula Adi. México. 2008. ]

27 diciembre 2008

Propósito

M A D U R E Z , OP E R F I L OY OC A R Á C T E R

[ Recordando Cascai y Estoril, cerca de Lisboa. ]

Reconozco que no cumplí con uno de los propósitos que me fijé para el 2008: entablar una relación afectiva estable. Sin embargo,

lo intenté. Me abrí, me di permiso para mostrarme como soy
y para aceptar a las personas tal cual se muestran, sin transgredir
–en efecto– su esencia.

Hubo 3 grandes intentos a lo largo del año, de los cuales aprendí
3 cosas muy importantes: madurez, perfil y carácter.

Madurez para decidir cuándo es tiempo de aceptar y emprender
una relación, pese a las ‘diferencias’ de edad. Lo importante no es
el número de años, sino qué tan preparadas estamos las personas para construir algo en común.

Perfil, pues pese a la críticas que ahora mismo pudiera recibir,
las personas necesitamos tener afinidad, empatía e intereses similares. Con esto no quiero decir que seamos exactamente iguales, sino que seamos compatibles en todas las esferas donde se mueve una relación. Física, intelectualmente y en cuanto a la fijación
de metas.

Carácter, esto es valor para aceptar que hay una relación en puerta
y no cuestionarla tanto, sino sólo disfrutarla: aquí y ahora, el tiempo que dure, no hacer o no hacer que dure cierto tiempo.

Y sin quitar el dedo del renglón, me declaro un enamorado empedernido, y sí, me vuelvo a fijar como uno de mis propósitos para este 2009, entablar una relación afectiva estable. ¡Tengo Fe!


[ Fotografía: Claudia Rodríguez. Lisboa, Portugal. 2005. ]

21 diciembre 2008

Globo

P E N S A M I E N T O OE N T R E OL A S ON U B E S

[ Javo al interior de 'el Valentín' ]

Volar es de las cosas que más llaman mi atención. Este año
–curiosamente– ha sido de los pocos que no he tomado un avión,
sin embargo, el día de mi cumpleaños me subí al parapente y en días recientes al globo aerostático, en Tequisquiapan.

He de confesar que quería subirme desde marzo, pero mi papá decidió hacer otra cosa para su onomástico, argumentando que
el globo ‘es algo para viejitos’ y que ‘no tiene mucha emoción’.

Esta ocasión no precisé celebrar a mi padre para hacerlo, no obstante debo reconocer que acabó teniendo toda la razón (tal como suele suceder con los padres)… o eso, o que mi cuerpo me exige cada vez más adrenalina.

Pese a que la vista es maravillosa y que uno va al encuentro de los primeros rayos del sol por encima de los montes, me parece que la mejor parte de esta aventura se la ha llevado Claudia Coutiño, quien me acompañó hasta el lugar de despegue pero no subió. En cambio, Claudia corrió hasta la canasta justo en el momento en el que
‘el Valentín’* se alzaba ante la mirada atónita de todos los ahí presentes, para pasarme cual carrera de relevos la cámara fotográfica. Si no hubiera sido por eso, quizá esta aventura
sí hubiera sido calificada tal como lo hacía mi papá,
de ‘poco sorprendente’.

La panorámica, el viento entre los dedos que sostenían la cámara
(en algún momento sin la correa puesta, ¡uy!), así como
las reflexiones que pude hacer acerca de mi nivel de ímpetu,
han sido –en definitiva– la mejor experiencia de esta aventura.
Abajo la gente, las casas, los árboles, los animales tan diminutos,
el paisaje que pareciera poderse tomar con una mano. Mi lente
tan privilegiado y el pensamiento literalmente entre las nubes.


E L OV U E L O OE N OI M Á G E N E S

1. Javo preparándose para el vuelo en globo.

2. Calor a ‘el Valentín’ para que surque en colores.

3. Vista de ‘una estrella’ desde nuestro globo. Buen augurio.

4. La panorámica y el ojo implacable de mi cámara.
¡Qué experiencia!

5. Tequisquiapan visto desde el cielo.

6. 2 globos arman la composición de esta toma.

7. Al fondo, la Peña de Bernal.

[ * ] Nombre del globo en el que volé, debido a los corazones que tiene.


[ Fotografías: Javier Carlo y Claudia Coutiño. Tequisquiapan, México. 2008. ]

06 diciembre 2008

Q U I E R OE Q U EE B A J E SE L AE G U A R D I A

[ Así de real ]

Los hipermedios nos han permitido conectar a escala global,
sin embargo, la existencia de una red descomunal no garantiza una mejor interacción entre las personas, por el contrario, las rupturas de tiempo y espacio, así como el desdoblamiento que ahora experimentamos, no sólo propician que afloremos en nuevas identidades, sino que olvidemos el valor de la socialización y
la calidez humana.

Esa calidez que consiste en poder enfrentarnos a una presencia y darnos cuenta de que ahí –justo en esa persona– hay un camino que bien vale la pena ser andado y construido.

Me referiré a esa persona como ‘Lú’. Y en efecto, conocerla fue el resultado de una de tantas conexiones que ahora puedo experimentar en la Web. Para ser honesto, Lú me contactó a mí y no le presté demasiada atención hasta que hizo llegar un mensaje escrito directamente a mi teléfono móvil, en el que proponía vernos por
el rumbo donde ahora vivo.

La ocasión fue este lunes y para seguir siendo honesto, estuve a
2 minutos de suspender la cita sino es porque Lú me llamó para confirmar que ya estaba a unas cuadras del lugar donde habíamos quedado: ¡se le había echo temprano!... lo cual pondré en entredicho.

Llegué y de inmediato pude percibir la contradicción en esos ojazos oscuros, lúcidos, enmarcados por unas de las cejas más bonitas que haya visto jamás, pues Lú se mostraba impasible, un tanto indiferente, detrás de una coraza que no permitió fluir la plática sino hasta un rato después, cuando ya estábamos instalados en el café y yo –como suele ocurrir– no sabía qué pedir. Supongo que eso debió hacerle mucha gracia. Así por primera vez mi indecisión frente a la carta hizo que alguien rompiera el hielo y me dejara descubrir a una persona maravillosa.

Hablamos de música, libros, España y una que otra experiencia amarga, quizá más de su parte que de la mía. El tiempo pasó: eran casi las 10 de la noche. Mi entusiasmo se elevó y entonces no me resistí. Para mi sorpresa, le advertí que no me diera más entrada en tanto que suelo ser como una flecha y tan pronto como me propongo algo, estoy dispuesto a conseguirlo. Y en verdad yo no quería arriesgar una buena amistad, una gran camaradería por algún intento de “algo”. Pero Lú me dio entrada y mucha.

La cita concluyó cuando encaminé a Lú hacia su casa y cuando Lú me preguntó qué día nos volveríamos a ver. Yo le recité todo mi horario y a pesar de su complejidad, Lú decidió que sería el miércoles de esta misma semana, lo cual me dejó anonadado, maravillado y como ya es costumbre en mí, totalmente flechado.

Lú había bajado la guardia pese a todas sus cantaletas de ser
una persona fría, hermética, incluso capaz de despertar odios, de prevenirme una y otra vez, tal como lo publica en su Hi5 (cuyo URL no develaré).

– ¿Sabes que me encantas? – quizá haya sido una de las últimas frases que le dije esa noche.

Y no le vi otra vez.

Tan pronto como Lú dejó de sentir mi último abrazo, se atrincheró detrás de su BlackBerry –¡maldita BlackBerry!–, de su Hi5 y de una red que ambos conocemos. A partir de entonces, la cita que me fijó fue cancelada y mis mensajes han sido literalmente bateados una y otra vez, hasta el grado de que Lú llegó a “cortarme” este mismo sábado, vía correo electrónico: [ …’He decidido no volver a verte, olvidar
que fui yo quien abrió una posibilidad: he prometido que no habrá otra vez. La verdad no sé si exagero y será que lo que prefiero es marcharme sin decirte adiós’ ].


Así, lo único que me queda claro es que Lú decidió permanecer en
su zona de confort antes de arriesgarse a construir algún tipo de relación que comprometiera presencialmente su verdadera identidad. Tal como yo la descubrí esa tarde de lunes primero de diciembre. En tiempo, en forma y sin desdoblamientos (al menos de mi parte).

Y tal como lo cita, sin esas “exageraciones” que ponen de manifiesto nuestra capacidad de sentir, de socializar y vivir un afecto sin tener que recurrir a pantallas, a interfases que –a fin de cuentas– sólo son una simulación de la realidad. Cuando mi afecto era totalmente real. Así como mi lamentación.

Tan seguro del sentimiento que aún me agobia, de mi admiración y quizá mi fragilidad, no resta más que agradecer a Lú que me haya dejado entrar a una realidad alterna, sin precisar si Lú era la persona o el personaje que se desdobló ante mí como una especie de sorpresa extraída de la Web.

Muros levantados a costa de las nuevas tecnologías. No obstante,
la vida sigue.

Log out.

’Yo tengo abierta la ventana porque así se escapa el tiempo sin verte’.

[ Inmortal. La Oreja de Van Gogh. A las cinco en el Astoria, 2008. ]

[ Baby Please. Allison. Memorama, 2008. ]


[ Fotografías: Réplica del David en la Plaza Río de Janeiro, Ciudad de México. Javier Carlo, 2008. ]