06 diciembre 2008

Q U I E R OE Q U EE B A J E SE L AE G U A R D I A

[ Así de real ]

Los hipermedios nos han permitido conectar a escala global,
sin embargo, la existencia de una red descomunal no garantiza una mejor interacción entre las personas, por el contrario, las rupturas de tiempo y espacio, así como el desdoblamiento que ahora experimentamos, no sólo propician que afloremos en nuevas identidades, sino que olvidemos el valor de la socialización y
la calidez humana.

Esa calidez que consiste en poder enfrentarnos a una presencia y darnos cuenta de que ahí –justo en esa persona– hay un camino que bien vale la pena ser andado y construido.

Me referiré a esa persona como ‘Lú’. Y en efecto, conocerla fue el resultado de una de tantas conexiones que ahora puedo experimentar en la Web. Para ser honesto, Lú me contactó a mí y no le presté demasiada atención hasta que hizo llegar un mensaje escrito directamente a mi teléfono móvil, en el que proponía vernos por
el rumbo donde ahora vivo.

La ocasión fue este lunes y para seguir siendo honesto, estuve a
2 minutos de suspender la cita sino es porque Lú me llamó para confirmar que ya estaba a unas cuadras del lugar donde habíamos quedado: ¡se le había echo temprano!... lo cual pondré en entredicho.

Llegué y de inmediato pude percibir la contradicción en esos ojazos oscuros, lúcidos, enmarcados por unas de las cejas más bonitas que haya visto jamás, pues Lú se mostraba impasible, un tanto indiferente, detrás de una coraza que no permitió fluir la plática sino hasta un rato después, cuando ya estábamos instalados en el café y yo –como suele ocurrir– no sabía qué pedir. Supongo que eso debió hacerle mucha gracia. Así por primera vez mi indecisión frente a la carta hizo que alguien rompiera el hielo y me dejara descubrir a una persona maravillosa.

Hablamos de música, libros, España y una que otra experiencia amarga, quizá más de su parte que de la mía. El tiempo pasó: eran casi las 10 de la noche. Mi entusiasmo se elevó y entonces no me resistí. Para mi sorpresa, le advertí que no me diera más entrada en tanto que suelo ser como una flecha y tan pronto como me propongo algo, estoy dispuesto a conseguirlo. Y en verdad yo no quería arriesgar una buena amistad, una gran camaradería por algún intento de “algo”. Pero Lú me dio entrada y mucha.

La cita concluyó cuando encaminé a Lú hacia su casa y cuando Lú me preguntó qué día nos volveríamos a ver. Yo le recité todo mi horario y a pesar de su complejidad, Lú decidió que sería el miércoles de esta misma semana, lo cual me dejó anonadado, maravillado y como ya es costumbre en mí, totalmente flechado.

Lú había bajado la guardia pese a todas sus cantaletas de ser
una persona fría, hermética, incluso capaz de despertar odios, de prevenirme una y otra vez, tal como lo publica en su Hi5 (cuyo URL no develaré).

– ¿Sabes que me encantas? – quizá haya sido una de las últimas frases que le dije esa noche.

Y no le vi otra vez.

Tan pronto como Lú dejó de sentir mi último abrazo, se atrincheró detrás de su BlackBerry –¡maldita BlackBerry!–, de su Hi5 y de una red que ambos conocemos. A partir de entonces, la cita que me fijó fue cancelada y mis mensajes han sido literalmente bateados una y otra vez, hasta el grado de que Lú llegó a “cortarme” este mismo sábado, vía correo electrónico: [ …’He decidido no volver a verte, olvidar
que fui yo quien abrió una posibilidad: he prometido que no habrá otra vez. La verdad no sé si exagero y será que lo que prefiero es marcharme sin decirte adiós’ ].


Así, lo único que me queda claro es que Lú decidió permanecer en
su zona de confort antes de arriesgarse a construir algún tipo de relación que comprometiera presencialmente su verdadera identidad. Tal como yo la descubrí esa tarde de lunes primero de diciembre. En tiempo, en forma y sin desdoblamientos (al menos de mi parte).

Y tal como lo cita, sin esas “exageraciones” que ponen de manifiesto nuestra capacidad de sentir, de socializar y vivir un afecto sin tener que recurrir a pantallas, a interfases que –a fin de cuentas– sólo son una simulación de la realidad. Cuando mi afecto era totalmente real. Así como mi lamentación.

Tan seguro del sentimiento que aún me agobia, de mi admiración y quizá mi fragilidad, no resta más que agradecer a Lú que me haya dejado entrar a una realidad alterna, sin precisar si Lú era la persona o el personaje que se desdobló ante mí como una especie de sorpresa extraída de la Web.

Muros levantados a costa de las nuevas tecnologías. No obstante,
la vida sigue.

Log out.

’Yo tengo abierta la ventana porque así se escapa el tiempo sin verte’.

[ Inmortal. La Oreja de Van Gogh. A las cinco en el Astoria, 2008. ]

[ Baby Please. Allison. Memorama, 2008. ]


[ Fotografías: Réplica del David en la Plaza Río de Janeiro, Ciudad de México. Javier Carlo, 2008. ]

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues bien, Javier, que experiencia tan extraña, pero siempre he creido que las cosas suceden por alguna circuntancia de la vida, esta siempre retira lo que no es bueno para la nuestra o son simplemente cosas y momentos que tenemos que vivir y aprender de ello...pero en algo estoy de acuerdo con Lú eres fantástico... y sabes bien cuan grande es mi admiración y respeto por tí... pues ni modo a seguir experimentando, y si nos rompen nuestro corazoncito pues ni modo, a disfrutar el tiempo que nos dure esa exitación...besos

América Gutiérrez dijo...

Hola Javier

Leí el post anterior y este, así que no importa lo que opine el blogger de "las grandes ligas" en general prefiero leer un testimonio emotivo y sincero sobre la vida; que palabras domingueras, intelectualidad fantoche o impostura. Bien por ti, por compartir lo que sientes y lo que vives. Y recuerda, por efímero que haya sido, lo bailado nadie te lo quita...

Anónimo dijo...

Suele suceder ...
ya habrá tiempo de irnos a beber un trago.
Tu amigo Félix Marx

Carlos Alberto Ruiz dijo...

Javier, nada puede llegar a ser más complejo que las relaciones humanas, y no por su conflicto, más bien porque nos vulneran, nos sacan de la cotidianidad sentimental para otorgarnos posibilidades: es ahí su encanto. Sin embargo, esas posibilidades son tan azarosas como el aire que se respira en Las Vegas, siendo ahí nuestra debilidad, cuando su éxito no depende únicamente de de nosotros. Habrá quien calificará de fiasco tu historia con Lu, los más ortodoxos lo atribuirán a un fracaso en tu vida emocional, yo lo que puedo decirte es que esta experiencia te reafirma que aún puedes ser asombrado y ser avivado por “alguien”, Lu te confirma que tu corazón sigue latiendo y te presentó las emociones de las que puedes ser capaz. Desafortunadamente con ella no sucedieron las cosas, pero tampoco es su culpa, estoy seguro que agradeces ese adiós con la misma intensidad que repudiarías un amor forzado. En tu sitio sobraría decir: Chao Lu, gracias por lo que me ensañaste de mi mismo, la persona adecuada cada vez está más cerca…

Anónimo dijo...

Mi querido Javier;

recuerda que las personas van y vienen asi, a cumplir ciertas cosas y vivencias en nuestras vidas, por algo llegó y estuvo unos momentos, pero algo maravilloso dejó en tu ser! quedate con ello y feliz como siempre.


... y aprovecho para darte las gracias por los dos dias en que me hiciste re-vivir momentos majestuosos, divertidos, estresantes, felices y angustiosos, palabras mil para describir esos tiempos en nuestra querida alma matter un muy buen viaje a los archivos secretos del pasado; me hicieron llenarme de vida y re-encontrar a -Iliana Piñeyro Guerrero-, si la comunicóloga, si, la emprendedora, escritora, llena de fuerza, esa Iliana que se puso a dormir unos cuantos años y hoy gracias a ti ha recuperado parte de su ser.

gracias JAVO!!!!.